La historia económica medieval, moderna, contemporánea y la más reciente nos ha demostrado que en el mundo entero los emprendimientos o negocios que han operado bajo un modelo de franquicias (primitivo o moderno) han servido para crear nuevas oportunidades, abrir y ampliar mercados, y sobre todo para potenciar los negocios y mejorar la economía.

De hecho, hoy en día los emprendimientos que operan bajo modelos de franquicias conforman el sistema de producción y negocios más avanzado, eficiente, práctico y con mayor enfoque social de toda la historia de la humanidad. Por esta razón, en este momento las franquicias tienen un papel protagónico en nuestras sociedades, pero no solo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista social, ambiental y político.

La tendencia global es que los sistemas de franquicias van permeando sus bondades en las diferentes industrias, en el comercio, en la salud, en las telecomunicaciones, en los alimentos, en la educación, en la cultura, en el deporte, en el entretenimiento, en el mantenimiento, en el transporte y en fin, en casi todas las actividades del hombre. Por cierto, esto parece ser indetenible.

De forma simultánea y complementaria, el esquema de franquicias va penetrando poco a poco, con tendencia positiva, los segmentos socio-económicos más bajos, lo que va consolidando el formato y va permitiendo a su vez que la oferta masificada de productos y servicios producidos por franquicias y la demanda masiva por parte de personas que exigen calidad, nos conduzcan hasta la situación actual: En general, un considerable porcentaje de la gente sabe que las franquicias ofrecen calidad, pero solo un porcentaje muy pequeño de éstos se visualiza creando una franquicia o invirtiendo en alguna ya existente, porque lo ven como una oportunidad que no es para ellos, sin que eso sea cierto.

Quienes piensen que dominar el conocimiento sobre las franquicias es solo para los ricos, para empresas de gran tamaño o para expertos en el área económica, están un poco equivocados. Somos los emprendedores comunes y corrientes, como tú o como yo, con poco tiempo disponible y capital muy limitado, aprovechando nuestros talentos, la capacidad de emprender, la tecnología, la globalización y la información, quienes tenemos grandes oportunidades para aprender sobre franquicias, para convertir nuestras ideas en negocios y nuestros negocios en franquicias, para así poder generar más y mejores puestos de trabajo para nosotros y para muchas otras personas, para contribuir con el desarrollo de nuestros países, alejarnos de la pobreza y garantizar una mejor calidad de vida para nuestros descendientes, para nosotros y para nuestros socios y clientes.

En términos sencillos, crear una franquicia se traduce en compartir con otros emprendedores tus experiencias, metodologías y el saber hacer de tu negocio, además de la marca y la imagen común, pero sobre todo, compartes tu pasión y tu visión, mientras que invertir en una franquicia se traduce en recibir todos los elementos anteriores, para facilitar tu incursión en el mundo empresarial. Franquiciar es depurar, optimizar y clonar el modelo de negocios, para que se multiplique en nuevas unidades, en más ventas y en mejores ganancias. Por esto digo que involucrarse en franquicias es ayudar a multiplicar la prosperidad, lo que equivale a combatir la pobreza.

Es una realidad inocultable que las franquicias impactan positivamente a la gente del sitio a donde llegan y en corto tiempo crean bienestar y progreso. Esto ha pasado desde hace muchos años en toda América, Europa, Asia, Oceanía e incluso, aunque muchas personas no lo crean, en África. Las franquicias dinamizan la economía, generan valor, producen riquezas, crean puestos de trabajo, ofrecen productos y servicios de calidad superior, pagan impuestos, cuidan el medioambiente, ayudan a sacar a muchas personas de la pobreza y muchas otras cosas más.

Para comprender el fenómeno y el impacto actual y futuro de las franquicias debemos saber que algunos gobiernos del mundo se dieron cuenta varios años atrás de la importancia de las franquicias en sus diferentes formatos, modelos y presentaciones, reconocidos o no como franquicias, y de su gran impacto socio-económico. En consecuencia, apalancaron su crecimiento en estos esquemas y la historia, ampliamente conocida, se encarga de narrar el éxito comercial e industrial de Estados Unidos, Japón, China, Brasil, Alemania, México y algunos otros países, al punto de que el sector franquicias representa un buen porcentaje del PIB, varios millones de empleos y que además, la conquista de nuevos mercados y su expansión y dominio global, en gran medida fue posible gracias a avanzados esquemas de franquicias.

Por todo esto, estoy seguro de que es el momento de acelerar la conversión de muchos más negocios convencionales en redes de franquicias y de la necesidad imperiosa de emplear los modelos de microfranquicias como el principal instrumento para sacar a la gente de la pobreza y para mejorar los índices macroeconómicos y sociales de nuestros países, por ser soluciones sostenibles, autosustentadas y perdurables. Se los digo siendo una persona convencida totalmente del gran potencial que tienen los sistemas de franquicias, porque aunque me considero un aprendiz, hace doce años fundé mi propia franquicia, he ayudado a decenas de personas a crear las suyas y desde hace varios años soy consultor de franquicias, he leído mucho sobre franquicias, doy charlas gratuitas sobre el tema, escribí un libro de franquicias, vendo mis franquicias, opero franquicias que he comprado y pienso en franquicias permanentemente.

De esta forma, primero que nada propongo hacer lo que esté a nuestro alcance como individuos, como trabajadores, como funcionarios, como educadores, como empresarios y como gremios para masificar el emprendimiento de primer y segundo grado, a través de la escuela primaria y secundaria, instruyendo a los niños y jóvenes en esta materia, para tratar de hacer crecer la base de potenciales emprendedores con las que cuente el país en un corto y mediano plazo. Consideremos que cada nuevo microempresario puede generar por lo menos seis puestos de trabajo, contando el suyo. Debemos crear así una generación de relevo que comprenda la importancia del emprendimiento que lleven en su sangre una cultura emprendedora, que sustituya a la cultura rentista actual.

Propongo también que hagamos lo que esté a nuestro alcance para penetrar a los sectores de clase media baja y clases populares con contenidos que difundan las bondades de los sistemas de franquicias, que estos contenidos sean educativos e informen a la gente sobre las oportunidades y alternativas para lograr su prosperidad, que hagamos ruedas de negocio para ofrecer nuestras marcas, pero también para ayudar y orientar a que los emprendimientos locales se puedan convertir pronto en franquicias, que logremos impulsar permanentemente talleres y conferencias periódicas en asociaciones de vecinos, asambleas de ciudadanos, universidades, agrupaciones gremiales, escuelas y liceos, entes gubernamentales, entre otros, que apoyemos y promovamos la exportación de las marcas criollas mediante alianzas con consultores y asociaciones de franquicias en el exterior, y por último, que hagamos una campaña global para promover el día 05 de Octubre como el “Día de las Franquicias” en honor a Ray Kroc, el reconocido padre de las franquicias modernas. Esta celebración anual a nivel global, sin lugar a dudas ayudaría a difundir la importancia real y el impacto determinante de las franquicias en la construcción de nuestros países.

Más temprano que tarde las sociedades, los pueblos o simplemente la gente, llegaremos a la conclusión de que las franquicias representan la oportunidad de oro para construir un mejor futuro. No se trata de imponer un modelo de crecimiento, sino de reconocer la importancia de un modelo de expansión comercial que ha venido imponiéndose y que a medida que la crisis se haga más dura, será más necesaria la opción más eficiente de hacer negocios y de democratizar la prosperidad.

Simón Milá de la Roca G.

Coordinador Expansión Franquicia Venezuela